Conoce el origen emocional del dolor de cabeza.

Aunque no lo creamos, nuestras emociones tienen repercusión en nuestro estado físico y pueden aflorar como dolores de cabeza o de espalda, por lo que conviene solucionar nuestros problemas para evitarlos.

Nadie puede negar, por ejemplo, la forma en que el estrés o la ansiedad se refleja en nuestro bienestar físico, o cómo cuadros clínicos asociados a las depresiones llegan a enfermar a la persona, debilitando su sistema inmunitario y haciéndole más proclive a la incidencia de determinadas dolencias.

Ahora bien, desde el punto de vista de la biodescodificación, el dolor de cabeza puede ser causado por las siguientes emociones: estrés, angustia, ansiedad e, incluso, estados de depresión y tristeza.  Todas ellas provocan cambios químicos que son los causantes de la dolencia.

El dolor de cabeza se define como toda dolencia que se genera en torno a la cabeza, el cuero cabelludo y la zona del cuello. Aunque suele pensarse que este dolor puede estar relacionado con afecciones que involucran al cerebro, la buena noticia es que por lo general no están directamente relacionadas la patología con este órgano.

Existen al menos tres tipos de dolor de cabeza:

Desde la óptica de la biodescodificación el dolor de cabeza está causado por emociones que nos muchas veces nos abruman día a día. Fuertes cargas de estrés, angustia, ansiedad e incluso estados de depresión y tristeza pueden ser los disparadores de este tipo de dolor.

Resulta que estas emociones generan en nuestro cuerpo cambios químicos que son los generadores de las dolencias. Por ejemplo cuando experimentamos altos grados de estrés, nuestro cuerpo genera altos niveles de una hormona llamada cortisol, que en exceso puede desencadenar desequilibrios en nuestra presión arterial y por ende dolor de cabeza. De hecho el dolor suele desencadenarse no en el pico de estrés, sino al momento de relajarnos, cuando los vasos sanguíneos se dilatan de vuelta y el flujo de sangre es tan alto que presiona en el cerebro.

Por otro lado la tristeza crónica, que puede transformarse en depresión genera un estado de cansancio y desgano que suele devenir en distintos tipos de patologías físicas, como por ejemplo dolores de cabeza recurrentes.

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